Cuando pensamos en contaminación del agua, muchas veces imaginamos grandes industrias o basura flotando en ríos. Sin embargo, una fuente
silenciosa y constante de contaminación proviene del mal manejo de residuos líquidos no domésticos, especialmente en entornos donde operan talleres,
cocinas, y comercios que utilizan sustancias potencialmente peligrosas.
¿Qué son los residuos líquidos no domésticos?
Son aquellos desechos líquidos generados fuera del hogar, que incluyen:
• Aceites y grasas utilizados en cocinas, pollerías y carnicerías.
• Ácidos y químicos empleados en talleres de joyería o platería.
• Agua contaminada con restos de alimentos, sangre animal o productos de limpieza industrial.
Aunque parezcan inofensivos por su volumen reducido, estos residuos tienen un alto impacto ambiental y sanitario si no se gestionan correctamente.
Consecuencias del mal manejo.
1. Contaminación de cuerpos de agua: Cuando estos residuos se vierten al drenaje sin tratamiento, terminan en ríos, lagos o el subsuelo, afectando la calidad del agua.
2. Afectación al sistema de alcantarillado: Las grasas y aceites se solidifican, provocando obstrucciones y daños en las redes de drenaje.
3. Daño a la salud pública: La acumulación de estos desechos promueve la proliferación de bacterias, malos olores y plagas.
4. Corrosión de infraestructura: Sustancias como los ácidos pueden dañar las tuberías y sistemas de tratamiento de aguas residuales.
Buenas prácticas para su manejo.
1. Nunca verter aceites o químicos por el drenaje. En su lugar, almacenarlos en recipientes adecuados para su recolección.
2. Capacitar al personal de talleres y cocinas sobre la separación y disposición segura de residuos líquidos.
3. Implementar trampas de grasa y filtros en las cocinas y pollerías para evitar que los residuos pasen a la red de drenaje.
4. Utilizar servicios autorizados para la recolección de residuos peligrosos o industriales.
5. Promover el reciclaje de aceites vegetales usados en empresas que los convierten en biodiésel.
El correcto manejo de estos residuos no solo protege el medio ambiente, sino que también contribuye a una mejor calidad de vida para las comunidades.
Desde el pequeño taller hasta el restaurante local, todos podemos hacer una diferencia adoptando prácticas responsables.
Cuidar el agua empieza por no ensuciarla.